Ciudadanos que instalan su propio molino eólico o compras conjuntas de electricidad son algunos ejemplos de un nuevo modelo energético descentralizado y más participativo
Para el año 2050, los ciudadanos –incluyendo las comunidades locales, escuelas y hospitales– podrían estar produciendo la mitad de la demanda de electricidad en España, según datos de Greenpeace y Amigos de la Tierra. Se trata de un escenario aún lejano, pero es el camino trazado por el nuevo Paquete de Energía Limpia de la Unión Europea. Esta nueva directiva concede a comunidades e individuos el derecho a generar, almacenar y vender su propia energía. Es el principio del fin del actual modelo energético centralizado, en manos de unas pocas compañías. Es también un paso crucial para avanzar hacia un sistema energético libre de combustibles fósiles, principales culpables de la actual crisis climática. Llega lo que llaman la democracia energética.
Aunque España no ha traspuesto todavía la directiva europea a la normativa española, ya encontramos casos de energía renovable comunitaria. Una de las experiencias más pioneras es la de Viure de l’aire del cel.
Ubicado en Pujalt (Anoia), es un aerogenerador de propiedad compartida por entidades sociales y ciudadanos. “Es un proyecto pionero y único en España en energía eólica”, explica Héctor de Prado, responsable de justicia climática de Amigos de la Tierra.
“Lo más habitual es la instalación de paneles solares para el autoconsumo de energía en comunidades de vecinos”, explica José Enrique Vázquez, presidente del Grupo de Gestores Energéticos de Catalunya. “Con el 65% de la población española viviendo en bloques de pisos, la energía comunitaria representa una herramienta de gran valor para lograr la transformación de un sistema descarbonizado más eficiente y descentralizado”, señalan desde Amigos de la Tierra.
Desde el Ayuntamiento de Rubí “se está cocinando el que muy probablemente será el primer proyecto de autoconsumo compartido en un polígono industrial”, afirma Aida Cortés, técnica del proyecto Rubí Brilla, en el que se enmarca la actuación. “El objetivo es establecer las bases para licitar un proyecto que suministre a las empresas participantes de energía solar fotovoltaica para el autoconsumo”, indica Cortés.
Una oportunidad
Con el 65% de la población española viviendo en bloques de pisos, la energía comunitaria representa una herramienta de gran valor para lograr la transformación de un sistema descarbonizado más eficiente y descentralizado
“El hecho de agregar un número importante de empresas nos permite, no sólo disponer de mejores precios de ejecución, sino que abre la puerta a la posibilidad que empresas cercanas compartan energía excedentaria, especialmente aquellas en las que sus procesos productivos son de poca o nula actividad y, en cambio, dispongan de grandes superficies en cubierta, hoy en día desaprovechadas”, explica la técnica.
Compras y aportaciones colectivas
Con Generation kWh, Som Energia reinventa la manera de invertir en renovables. Los socios de esta cooperativa de producción y consumo de renovables aportan una cantidad de dinero en acciones energéticas en función de la electricidad que utilizan anualmente. Con este dinero se impulsan nuevos proyectos de energías renovables.
Som Energia garantiza que la aportación será devuelta en los 25 años de duración del contrato. Mientras no existan incentivos para estos nuevos proyectos, con un 0% de interés. Proporcionalmente a las acciones energéticas adquiridas, a la persona participante le corresponde, durante los 25 años, una cantidad de la electricidad producida a precio de coste.
Impulsado por la empresa no lucrativa Ecoo, Oleada Solar es un proyecto que propone compras colectivas de instalaciones fotovoltaicas para hogares. La iniciativa recibe el impulso de Triodos Bank, que estudia las solicitudes de financiación de particulares para la compra de generadores fotovoltaicos.
Para quienes no quieren o no pueden producir su propia energía, existe la opción de la compra agregada de energía verde. Entidades como la Plataforma Barcelona Hospitals, el Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya, la Associació Empresarial de Fruita de Catalunya (Afrucat) o el Ayuntamiento de Rubí cuentan con iniciativas de compra agregada de electricidad verde. Con la compra agregada se consiguen mejores precios y mejores condiciones contractuales.
Fuente: La Vanguardia