Es necesario descarbonizar por completo la economía en 2050 de modo que se eviten los peores efectos de esta crisis.
Hasta el próximo día 13, nuestro país acoge la 25ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida popularmente como COP25.
El sobrevenido papel de país anfitrión nos pone en el centro de todas las miradas. La emergencia climática en la que ya nos encontramos, sobre la que hay absoluto consenso científico, la conocen bien los millones de jóvenes de todo el mundo que están saliendo a las calles en el último año y medio para pedir a sus respectivos gobiernos nacionales que eleven la ambición de sus políticas climáticas.
Es necesario descarbonizar por completo la economía en 2050 de modo que se eviten los peores efectos de esta crisis.
Para lograrlo será fundamental la planificación energética y la hoja de ruta de la próxima década, que se deciden, en buena medida, en esta COP, llamada a completar el libro de reglas del Acuerdo de París y a elevar la ambición de los objetivos de descarbonización de los países firmantes.
El 55% de las emisiones está relacionado con la generación de energía, en tanto que el otro 45% tiene que ver con los materiales (extracción de materias primas, manufactura, etc.). Debemos, por tanto, cambiar radicalmente nuestra matriz de generación de energía, desterrando de ella a los combustibles fósiles con la mayor premura.
Aprovechemos la COP25 y utilicémosla como bandera para alcanzar el consenso entre las diferentes fuerzas políticas que nos representan, lograr un mayor compromiso de reducción de emisiones del PNIEC a 2030 y situarnos entre los países europeos líderes en cuanto a políticas de transición energética y descarbonización de la economía.
Los objetivos que se ha marcado nuestro país para 2030 son los que la Unión Europea ya tenía señalados para 2020
Un futuro 100% renovable y la mejora de la calidad del aire de nuestras ciudades y pueblos implican que la mayor parte de la demanda de energía se tiene que satisfacer a partir de electricidad, por eficiencia, emisiones cero en consumo e idoneidad con la generación renovable.
El desarrollo del autoconsumo en nuestro país es la base para aumentar la conciencia social de cambio a partir de la masiva instalación de paneles solares fotovoltaicos en nuestras azoteas, lo que repercute en un mayor control energético por parte de los consumidores.
Para culminar con éxito y a tiempo la transición energética debemos elevar la ambición y el compromiso como sociedad y aprovechar la oportunidad que el cambio de modelo y el aprovechamiento de las fuentes de energía renovables dan a un país como España, que carece de otros recursos energéticos y tiene un déficit comercial basado en nuestra fuerte dependencia energética exterior.
Fuente: 20minutos
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